Nick!-
Mark lo siguió escaleras arriba.
-¡Nick detente!- ordenó Mark.
El joven se aguantaba las lágrimas.
-Nick te estoy diciendo que esperes-
Nada.
El castaño le aventajaba varios pasos por delante hasta que al llegar al dormitorio Mark no se contuvo y le detuvo agarrándole de la muñeca. La otra mano de Nick se estrelló en su mejilla, retumbando por el pasillo.
Mark, atónito, soltó su muñeca para mirarle fijamente. A Nick le temblaba el labio inferior debido a su contención por no llorar.
-No vuelvas a tocarme- apuntó.
De repente Mark lo estampó contra la pared, atrapándolo bajo su cuerpo.
-Ahora mismo podría ponerte de cara a la pared, bajarte los pantalones y darte una buena azotaina- susurró sobre sus labios.
-¿Por qué, porque acabo de decirte que te quiero?- encaró Nick.
Los dos se miraban de manera fulminante.
-Ahora me quieres- dijo el moreno -Pero sé, de sobra, que es porque soy jove