Lucciano llevó a Luggina al mirador.
Le tenía otra sorpresa de esas que a ella le gustaban.
— ¿A dónde vamos? Preguntó con curiosidad.
— Es otra sorpresa que te tengo mi pequeña bruja. — Respondió mientras deslizaba su mano por las piernas de Luggina hasta llegar a esa entrepierna húmeda, y sin bragas. Acarició su entrada e introdujo un dedo muy despacio.
Luggina abrió sus piernas para dar más acceso a esa mano traviesa, y un gemido salió de ella.
— Lucciano. — Susurró Luggina.
Lucciano mordió su labio inferior y marcó una sensual sonrisa de medio lado.
— Tu alumna es una atrevida.¿Verdad?
Le dijo Luggina con voz melosa.
— Pero me encanta que mi alumna sea así de atrevida.
Lucciano siguió acariciando ese lugar hasta que llegaron al mirador y ahí estaba ese inmenso globo aerostático .
Luggina corrió de la mano de Lucciano para estar pronto en las alturas.
— ¿Es en serio? Jamás me dejaron subir a uno de estos globos de niña, ahora lo haré contigo por primera vez.
— Pues vamos.
Subieron