Sin darse cuenta ya sus ropas estaban tirada por todos lados.
Miguel Ángel subió a Bianca a sus caderas, y está envolvió sus piernas en ella, mientras se devoraban en u apasionado beso.
Sus lenguas eran hambrientas por sentirse nuevamente.
Miguel Ángel camino con ella y la fue bajando en la cama cayendo el junto a ella.
Bianca jadeaba y casi gritaba su nombre, estaba nublada del deseo que sentía.
— ¡Aaaah! Miguel Ángel. Te amo te amo, mi amor.
Miguel Ángel besaba cada centímetro de su piel, mordía y succionaba sus pechos, mientras Bianca arqueaba su espalda para quedar expuesta a él.
Miguel Ángel lamió, mordió y bebió de esos pechos que nunca olvidó, los deseaba tanto que sentía arder de la pasión que despertaba en el.
Subió a su cuello y llegó a su boca, mordió suavemente sus labios, su lengua, y nuevamente fue bajando por sus pechos, luego a su vientre, abrió sus piernas, en las que fue dejando mordidas suaves, hasta estar en la entrada a su paraíso personal.
Mordió suavemente cada u