Alexei
El pasado tiene una forma retorcida de arrastrarse por las grietas, incluso cuando crees haberlas sellado todas. No importa cuántos años hayan pasado, cuántos enemigos hayas silenciado o cuántas ciudades hayas dejado atrás… hay cosas que simplemente no mueren.
Y esta noche, lo supe desde el primer segundo en que vi ese sobre.
Estaba encima de la mesa del despacho cuando entré. Blanco. Sin marcas. Sólido. Como una amenaza bien camuflada. Lo tomé con la punta de los dedos, ya con ese sabor metálico familiar subiéndome por la garganta, ese que solo aparece cuando la muerte te ronda de nuevo. Cuando lo abrí, el contenido me sacudió más de lo que esperaba.