Mundo ficciónIniciar sesiónAlexei
Desperté con la misma sensación con la que me había dormido: vacío. Como si algo dentro de mí hubiese sido arrancado de cuajo. No dolía… no exactamente. Era peor. Una molestia sorda, persistente, que se instalaba justo en el pecho y se expandía como humo en una habitación cerrada.
Aria.
Su voz, su mirada, su maldita manera de decir que no mientras sus ojos gritaban un sí que no se atrevía a pronunciar.
Habíamos hablado, o más bien discutido, la noche anterior. Y no importaba cuántas veces reprodujera la conversación en mi cabeza, el resultado seguía siendo el mismo: una pared de orgullo entre nosotros, lev







