CAPÍTULO 25.
Mis ojos se abrieron de golpe y me senté sobre el colchon de un sobresalto. Me llevo una mano al mecho. Miro a mi alrededor y me doy cuenta después de varios segundos de lucides que estoy en mi casa. En mi habitación. En mi cama.
Tomo una bocanada de aire y cierro los ojos. Dejo que mi aliento se vaya con el tiempo e intento relajarme.
Tuve una pesadilla en donde finalmente debía abandonar todo este sitio para pasar a otro plano.
Absurdo, inquietante y fuera de lo común.
Me gustaría alejarme de todo y de todos, pero se supone que vine aquí para cumplir una meta y lo estoy haciendo ¿por qué ahora lo malo me está invadiendo? Sé que no pertenezco aquí, sin embargo, intento.
Intento pertenecer y cada día se convierte en una especie de calvario porque ya no sé qué hacer.
Hay dos opciones: o acepto mi destino o me despido de mi madre y desaparezco por un tiempo.
Las dos me hacen renunciar a mi meta.
Mi gato me obliga a salir de la cama al maullar desde la cocina. Creo que anoch