***CAROLINA***
«¿Qué?».
No sé cuánto tiempo quedé muda tratando de procesar lo que mi esposo me estaba diciendo.
Esa era la razón por la que lo sentía extraño y por la que se ponía tenso al hablarle de tener un bebé nuevamente.
Comprendí las palabras de la doctora Lily y la expresión de su rostro el día que me hizo la ecografía.
Abel me miraba con angustia en sus ojos y en su rostro solo se veía preocupación.
—Cielo, mírame —dijo en un susurro limpiando un par de lágrimas que corrían por mi cara y no me había percatado. Me sentía confundida y aturdida. Negué con la cabeza—. Cielo, di algo.
—¿Q... Qué probabilidades hay de que pueda embarazarme? —pregunté cortando el silencio.
Negó con la cabeza.
—Con ovulos tuyos, solo un milagro.
«Un milagro, pero...»
—Amor, podemos seguir adoptando —dijo con la voz angustiada. Negué con la cabeza intentando concentrarme.
—Un milagro —dije en un susurro. Lo miré con las lágrimas brotando sin control por mis ojos.
Pegó su frente a la mía s