Julieta apretó los labios.

—Lo siento, es que Oliver no está acostumbrado a este tipo de vida —se excusó la chica.

—Pues se ha sabido adaptar —le comentó Lía—. Tampoco le va tan mal. Trabaja de mesero, pero también es modelo. Y está comiendo bien, de hecho, cocina muy rico y no compramos comida procesada.

—¿Oliver modelo? —cuestionó Julieta—. Pero si él… —Soltó una carcajada—. No lo puedo creer.

Lía se hizo tantas preguntas en aquella conversación. ¿Cómo era Oliver antes? Todo indicaba que había conocido una nueva versión de él.

Desde esa tarde, Julieta empezó a visitarlos diariamente. Lía la recibía con amabilidad y le pedía a Oliver que la atendiera. Él lo hacía a regañadientes, pero tomaba excusas como que i