—Señor, su hija y yo somos amigos, nada más —contestó Oliver.
La señora Blanca y Amanda soltaron largos suspiros.
—¿No eran novios? —preguntó Antonio, confundido.
—No, eso fue un malentendido —contestó Lía—. Oliver y yo nada más somos amigos.
—Y yo respeto mucho a su hija —aseguró Oliver, mirando fijamente al señor—. Jamás intentaría tener malas intenciones con ella, ha sido una gran amiga.
La señora Blanca bebió su copa de vino de golpe y Amanda también. Antonio les sirvió más vino a las mujeres.
—Eso es lo importante —aceptó el hombre y mostró una leve sonrisa que mostraba su aprobación hacia Oliver.
Lía pudo notar que Oliver veía con impotencia a Antonio. Empezaba a conocer tanto a Oliver que sabí