Capítulo 229
La voz de Andrés sonaba tranquila y seria.

Pero en ese momento, Sonia recordó la última vez en Calle América, cuando él pateaba a Santiago una y otra vez con esa misma expresión seria.

Solo ahora Sonia comprendía la locura oculta bajo esa mirada aparentemente serena.

No era una buena persona, nunca lo había sido.

Haría cualquier cosa para lograr sus objetivos... así era él realmente.

Pronto, el auto se detuvo en el estacionamiento del hotel.

Andrés la bajó del auto, cargándola.

—¡Su... suéltame!

Sonia se mordió el labio mientras empujaba con fuerza el pecho de él:

—Andrés, lo nuestro ya terminó, ¡tú mismo lo dijiste!

Andrés no respondió.

El ascensor llegó rápidamente.

Había reservado una suite, la puerta estaba justo frente al ascensor.

En el momento en que la puerta se cerró, Andrés dejó de contenerse.

Acorraló a Sonia contra la puerta y le arrancó el abrigo de un tirón.

—¡Suéltame! ¡Andrés, eres un imbécil! ¿Qué pretendes hacer ahora? Antes tú...

—Me arrepentí.

Su voz la interrumpió.
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