El sonido del helicóptero resonaba con fuerza, retumbando por todo el hospital.
Gabriel, abrazando a Camila, sentía un dolor punzante en el pecho cada vez que escuchaba ese ruido. La presión en su corazón no lo dejaba tranquilo.
Camila, acurrucada en sus brazos, le susurró juguetona:
—Gabriel, ¿crees que mi cintura está fea? ¿Me vas a rechazar?
Gabriel ni siquiera estaba pensando en eso. Su mente no dejaba de recordar la cicatriz de Isabel. La había visto una vez, después de la cirugía. Era larga y prominente, destacando aún más en su piel tan blanca.
—¿Gabriel?
Camila notó que él estaba distraído y, al acercarse, rodeó su cuello con los brazos, abrazándolo como una niña.
Pero Gabriel la apartó bruscamente.
—Camila, tranquila. Voy a ver qué está pasando. Regreso en un rato.
Aunque no comprendía bien por qué, Gabriel solo deseaba ver a Isabel, aunque fuera por un instante.
Al verlo tan distante, Camila no pudo evitar llorar.
—Gabriel, ¿te acuerdas de aquella vez que te emborrachaste y m