Estaba adelantando las tareas previendo no tener pendientes para los planes con Daly, no había notado lo tarde que era cuando llego un mensaje, era Chris, se disculpaba por la hora, el trabajo lo había dejado sin descanso hasta ahora, quería solo decirme que pensaba en mí y que no lo olvidara, le respondí y al notar que estaba despierta me pidió llamarme, accedí y me marcó, me recosté en mi cama para responder la llamada - ¡hola! No pensé que estarías despierta tan tarde, me alegra poder escucharte – dijo de inmediato – estaba adelantando unas tareas porque tendremos visita la próxima semana y quiero tener tiempo libre para recibirla y darle la atención que merece – le dije emocionada – ya veo, espero tener también tener un poco de tu atención – bromeó – ya veremos – le respondí
Continuamos charlando al menos un par de horas más, le conté sobre Dalia, hablamos de temas triviales y seguimos vagando entre trivialidades y las actividades de cada uno, la plática fluía de un tema a otro sin esfuerzo, aunque odio hablar por teléfono, se sentía bien estar hablando con él, al parecer lo había extrañado más de lo que estaba dispuesta a admitir, disfrutaba escuchar sus historias, reír con él, sus bromas bobas, se sentía como si lo conociera de siempre y a la vez era tan desconocido que me gustaba seguir descubriendo más acerca de su vida. El sueño comenzó a invadirme, intente en vano resistir, en serio estaba contenta de compartir con él y sin embargo mis ojos estaban cerrándose, supongo que Chris sintió lo mismo o sólo notó mi cansancio y decidió despedirse, estaría ocupado al menos un par de semanas más y no sabía cuando podría llamarme de nuevo, prometió seguir mensajeando para que no lo olvide, le desee buenas noches y colgué. Me desperté tarde a la mañana siguiente, había dormido muy bien a pesar de la desvelada y sentía un calor en mi corazón que no había sentido antes y me reconfortaba esa sensación, de nuevo pensé que extrañaba a Chris más de lo que me imaginaba y tal vez haber hablado a noche con él era la razón por la que sentía que le habían dado un apapacho a mi corazón. Sonreí por el recuerdo de nuestra charla y me reprendí a mí misma trayéndome de vuelta al presente para preparar todo para la llegada de mi amiga. La semana paso volando, los pendientes estaban atendidos, las tareas concluidas y la energía recargada, Mel salió de su cuarto acelerada presionándome para salir pronto al aeropuerto – es fin de semana, habrá tráfico y llegaremos tarde por ella – me reclamó Mel regreso a su cuarto por su mochila, tomé mi bolsa y al abrir la puerta noté un sobre en el piso, tenía BECA escrito con letras grandes, lo levanté y me quede por unos segundos mirándolo sin saber de dónde venía, Mel volvió a apresurarme, metí el sobre en mi bolsa, tome las llaves del auto y salimos, utilizaba muy poco mi auto, con el departamento tan cerca de la escuela prácticamente solo estaba disponible para casos como el de hoy, ir a recoger a nuestra amiga en definitiva ameritaba sacar el auto y conociéndola no querría regresar de inmediato a casa a descansar, le gustaba la fiesta más que a Mel y a mí juntas, así que seguro sería una larga noche. Tuvimos suerte y el transito estuvo fluido hasta nuestro destino, incluso en el estacionamiento encontramos un lugar libre cerca de la entrada, tuvimos tiempo de tomar algo mientras esperábamos la llegada del vuelo; unos cuarenta minutos más y a lo lejos vimos aparecer la figura de nuestra amiga, ahora era rubia con el cabello corto al hombro muy bien peinado, no parecía que se acababa de bajar de un avión, ella era así, antes muerta que sencilla, seguro hizo una parada en el baño antes de por fin salir a encontrarse con nosotras, cabello peinado, brillo en los labios y un poco de rímel en las pestañas era suficiente para que luciera deslumbrante, su ropa casual para nada sencilla, solo marcas de diseñador muy costosas, sin duda Europa había tenido un impacto en nuestra amiga que de por si siempre fue muy glamorosa. Nos abrazamos y sentí como si de nuevo estuviera en la prepa con mis dos hermanas elegidas, las únicas dos que me conocían perfectamente y me amaban sin condición, era increíble este reencuentro, me sentía plena y feliz entre sus brazos, no había mejor compañía para mi cumpleaños que se acercaba y al sentirnos a las tres juntas de nuevo tuve ganas de celebrar en grande, por un nuevo año, pero sobre todo por el reencuentro de la Triada, también nos apodaron así un tiempo, en nuestra etapa “dark” en la escuela, se corrieron rumores de que hacíamos brujería y nunca nos preocupamos por desmentirlos, nos divertíamos viendo como se alejaban con miedo a nuestro paso, duró poco, Mel no aguantaría por mucho tiempo los tonos oscuros, el rosa la llamaba y nosotras la seguimos. Fuimos a nuestro bar preferido, una sorpresa que aún existiera, estaba lleno en su mayoría de estudiantes varios años menores que nosotros, casi nadie tenía edad para tomar alcohol cómo nosotras cuando comenzamos a frecuentar ese lugar, no nos importó, bebimos, bailamos y cantamos juntas, no hablamos con nadie más, esta noche era solo nuestra, una noche de chicas que sin duda iba a ocupar un espacio en nuestro baúl de recuerdos más preciados, regresamos a casa y nos quedamos en la sala charlando hasta que el sueño nos venció y nos quedamos dormidas en el suelo juntas como en las pijamadas de antaño, sin duda esto me llenaba de vida o eso pensaba, hasta que llego el momento de levantarnos, todas despertamos con malestar, el cuerpo adolorido, muriendo de sed, con mucho sueño y la cabeza dándonos vueltas, los pies destrozados por los tacones y unas ganas enormes de no salir de las cobijas – ¡Ya estamos viejas para esto!- dijimos las tres al mismo tiempo y nos reímos.