- Sabes, es bastante interesante, la forma en la que habla tan casual y sin embargo nada común, su actitud directa, segura y su caballerosidad seguro por influencia londinense, me tienen intrigada, aunque he de confesar que lo que me cautivó fue su disposición para escuchar, estuvo ahí sentado oyendo cada palabra que salía de mi boca con atención y empatía, dándome replica y manteniendo la conversación fluida, respetando mis puntos de vista y exponiendo sus opiniones, tu sabes como soy cuando hablo de temas que me apasionan y como muy pocas personas tienen la paciencia de escucharme y compartir conmigo más que unos minutos; pues él parecía estar fascinado con todo lo que le decía, fue refrescante poder charlar con alguien así - Seguí compartiéndole mi experiencia, mis ojos iluminados y mi tono entusiasta me delataban – No me extraña, así sucede cuando alguien te importa y ustedes parecen estar locos el uno por el otro – me respondió – Nos hemos visto un par de veces, ¿no crees que es demasiado decir que estamos locos el uno por el otro? – le debatí – no, no lo creo, es más estoy segura de que esto es amor a primera vista - afirmó convencida - Eres una romántica sin remedio - le respondí negando con la cabeza, pensando si tal vez era cierto y luego reprendiéndome a mí misma por lo absurdo de la afirmación.
Los siguientes días pasaron entre mensajes de buenos días y buenas noches, al parecer los temas en la empresa de su padre requerían su completa atención y no tuvimos oportunidad de vernos de nuevo en las siguientes dos semanas; tampoco es que yo tuviera mucho tiempo libre, ahora que el Dr. Barranco era nuestro profesor, las clases se estaban poniendo especialmente demandantes y las tareas además de tiempo requerían profundizar en temas sumamente personales y enfrentar viejas heridas era sin duda desgastante emocionalmente, sentía que estaba presionándome particularmente, en cada sesión me confrontaba, intentaba siempre sacarme de mi zona de confort, lograr terminar con buena calificación estaba costando más de lo que pensé. Mañana era sábado y tendría un poco de descanso, en serio necesitaba un momento para conectar con la naturaleza y no hacer nada, así que había planeado pasar la mañana en el parque, estaba emocionada de tener este tiempo libre , me duche temprano y salí dispuesta a disfrutar, me quite los tenis y puse mis pies descalzos sobre el pasto, de pronto sentí que alguien me miraba, caminé mirando alrededor y no encontré a nadie conocido, regrese la atención a la sensación de la hierba en mis pies y continué dando pasos pequeños aún alerta de quien me observaba, finalmente me relaje y me senté a la sombra de un árbol mirando a la gente pasar, el aire fresco rozaba mi piel y el sol se sentía increíblemente revitalizante, cerré los ojos y me eche en el pasto solo permitiendo que todo el ambiente me envuelva, los sonidos de las aves, los aromas, las conversaciones de las personas que estaban cerca, podía oír todo sin prestar realmente atención a algo particular, sintiéndome completamente inmersa en el momento. De repente volvió la sensación de que alguien me observaba, abrí los ojos y me incorporé. - ¡Que hermosa! – dijo Chris mirándome con una sonrisa, yo sólo sonreí de vuelta, mis mejillas sonrojadas, se sentó a mi lado – Espero que no te importe, Mel dijo que estarías aquí y quise venir, no quería interrumpirte, parece que la estabas pasando muy bien, pero no podía estar un día más sin verte, aunque fuera unos minutos – Esta bien, no interrumpes, también tenía ganas de verte – le dije, dándome cuenta de que se sentía bien compartir este instante con él. - ¿Se te antoja un helado? – preguntó - Literalmente estas leyendo mi mente, pensaba en un rico helado de vainilla – respondí. Se levantó y tomando mis manos me ayudó a levantarme, note que también se había quitado los zapatos, un pequeño detalle que hizo que mi corazón se hinchara, me ofreció su brazo y lo tome para caminar juntos al puesto de helados y los disfrutamos en silencio, dándonos una mirada coqueta de vez en vez y regresando a mirar al frente sin decir una palabra. - No quisiera romper la magia del momento, pero tengo que irme, sólo escape un rato de mis obligaciones y valió la pena – Se acercó a darme un beso en la mejilla, mi piel se erizó ante el contacto con sus labios – Definitivamente valió la pena, me agrada tu compañía – me despedí. Regresé casi flotando al departamento puse música y pronto Mel salió de su cuarto y se unió a mi cantando y bailando, era muy afortunada de tenerla en mi vida, se parecía mucho a mí y a la vez era tan distinta, si existía un alma gemela, Mel era la mía, no tenía ninguna duda al respecto. Unas cuantas canciones después ambas caíamos al sofá con la respiración acelerada y riendo – Parece que te gustó la visita sorpresa, ¡Mírate, estas brillando! – exclamó, solo sonreí y la envolví fuerte con mis brazos, se liberó del agarre y se levantó del sillón – Te tengo otra sorpresa, Dalia nos visitaría para tu cumpleaños – dijo casi gritando. Por todo el trabajo en la escuela había olvidado que mi cumpleaños estaba cerca, no tenía ganas de hacer un gran festejo, quería algo pequeño, sería feliz si solo Mel y yo celebramos con un pastel y helado, en pijama viendo alguna película cursi, vegetando todo el día; ella insistía en hacer algo más, salir, arreglarnos, bailar, brindar con amigos y recibir mi nuevo ciclo llena de brillo y glamur, lo cual no iba mucho conmigo, sin embargo, esta noticia lo cambiaba todo. Antes de irse a estudiar a Alemania, Dalia, Mel y yo éramos las tres mosqueteras, estábamos juntas todo el tiempo, nos vestíamos igual, incluso había quienes pensaban que éramos hermanas, jugamos con esa historia mas de una vez cuando salíamos y conocíamos a nuevas personas presentándonos como hermanas; ellas eran resultado de un embarazo de dos óvulos diferentes y yo era adoptada, esa versión parecía hacer nuestra historia mas creíble, algunos chicos con los que salimos nunca supieron la verdad. Tener a Dalia aquí, aunque fuera solo unos días llenaba mi corazón de alegría. Mel tendría vacaciones en el trabajo y con retiro anual de profesores la próxima semana tendríamos también unos días libres de escuela, de modo que todo se estaba acomodando para disfrutar plenamente la visita de nuestra amiga.