Capítulo 22

Esa noche me quedé en la mansión, pues Fatima no quería que me marchase tan pronto, quería que al menos esperase al día siguiente.

  • Somos sus esposas – aseguraba en la cena, frente al resto de la familia. Aunque Ali no estaba, debía guardar reposo absoluto al menos aquella noche – debemos cuidar de él.

  • Fatima tiene razón – añadía mi cuñada – deberías quedarte hasta que Ali se recupere.

  • ¿dónde está Amir? – preguntó mi compañera

  • Lo he dejado con su abuela.

  • No sabía que tu madre aún viviese, creo que Ali me dijo que ella…

  • Con su abuela paterna.

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