El Escape Silencioso

Día siete. 9:15 AM. Bosque Adyacente a la Mansión Blake.

Valeria se detuvo en una carretera secundaria, su respiración agitada era el único sonido que competía con el zumbido de su músculo moral fatigado, había corrido lo suficiente para distanciarse del perímetro policial que se cerraba sobre Leonardo Blake.

Su plan de evasión, orquestado bajo el nuevo instinto frío, era simple, desaparecer, se deshizo del tablet de QHI y del kit de campo en una caja de seguridad precargada en un punto de encuentro ciego, tomó un vehículo utilitario viejo que había sido dejado allí por Elsa, un vehículo sin rastreo ni historial que contrastaba con los lujosos transportes de Blake Capital.

Mientras conducía hacia el norte, alejándose del infierno de Manhattan, Valeria no encendió la radio, no necesitaba la confirmación mediática, la caída ya había ocurrido en el silencio ensordecedor de su tablet a las 9:00 AM, el resto era solo el eco.

Sin embargo, el teléfono anónimo que llevaba