Capítulo 70.

Pov Jorge:

No podía sacarme de la cabeza la carpeta que me habían entregado ayer en la comisaría. La investigación sobre la muerte de mi abuela había estado estancada durante meses y, de pronto, los detectives parecían tener algo sólido entre manos. No quería ilusionarme demasiado, porque ya me habían dado falsas esperanzas antes, pero esta vez era diferente: había nombres, números de cuenta, transferencias.

Pasé la mañana encerrado en mi despacho, repasando todo lo que me habían permitido fotocopiar. Los informes eran fríos, técnicos, pero a mí me golpeaban como puñetazos directos al estómago. La posibilidad de que la muerte de mi abuela no fuera un accidente me perseguía desde el primer día. Y ahora, por fin, tenía la confirmación de que alguien había movido piezas para que ese coche se estrellara.

Y lo peor era que los indicios apuntaban hacia mi madrastra.

Lo había sospechado antes, pero ver un rastro de pagos sospechosos en sus cuentas me dejó sin aire. No eran