Capitulo 5.

Capitulo 5.

María y yo salimos hasta la entrada de la propiedad, poco después llega un chico alto, moreno y muy guapo la verdad. No entiendo porqué nunca lo he visto si María vive aquí con su familia.

—Antonio te presento a la Señora Sandoval—

—Gabriela por favor —respondo un poco avergonzada, aún no me acostumbro a lo de señora

—Encantado —dice cogiendo mi mano y dejando un beso sobre ella. Cosa que me hace mucha gracia parece que estuviéramos en el siglo XVIII.

A mi mente llega el recuerdo del contrato, rápidamente me aparto de él pero sin que él perciba nada en mi, según el contrato no puedo estar cerca de ningún hombre.

Llegamos a una zona de la ciudad en la que nunca había estado antes. Ahora me doy cuenta de que yo vivía en la zona rica y esta es una zona más austera. Por no llamarla zona pobre.

Pasamos a un bar un tanto cochambroso, este huele mucho a aceite pero intento no darle importancia, caminamos unos pasos y nos sentamos en una mesa junto a otras tres chicas.

Ellas se piden una cerveza y yo un refresco de cola. Me cuentan sus vidas y nos reímos mucho. Cuando llega la cena la disfruto como nunca, la hamburguesa está buenísima ha merecido cada centavo gastado.

No me lo puedo creer cuando traen la cuenta me sobran trece dólares, por lo que decido ir con ellas a una sala de baile.

Estamos en un polígono o eso es lo que parece, vamos a entrar y el portero me detiene. Me dice que no puedo entrar así vestida.

Mis nuevas amigas no se han dado cuenta de que me he quedado fuera, espero un rato para ver si salen pero no lo hacen. Miro mi móvil y pongo la dirección de mi casa, estoy a dos horas a pie, pero que voy a hacer si son las doce de la noche y por aquí no pasa ningún autobús.

La mayoría del camino lo hago llorando, la gente se puede creer que lo tengo todo en la vida, pero están muy equivocados tengo que priorizar hay cosas más importantes que unos zapatos de tacón o un vestido bonito.

Llegó a casa pasadas las dos de la mañana, los pies me duelen muchísimo. Me tumbó en la cama y me quedo dormida casi de inmediato.

....

—¿Gabriela, por qué te fuiste ayer sin avisar? Estaba muy preocupada por ti...—

Son las diez de la mañana y sigue con la misma ropa, se lo ha debido de pasar bien y preocupada lo que se dice preocupada no parece. Pero no sé lo voy a cuestionar.

Le cuento lo que me pasó y me pide perdón, se siente super culpable debería haberse acordado de que este club exige un protocolo de vestimenta a la hora de ingresar en él.

—No importa no estoy enfadada, si otro día me invitan a salir lo haré encantada —respondo intentando sonreír.

Que voy a decir, no se portaron demasiado bien conmigo, pero al menos no estoy sola y María parece arrepentida. Así que lo mejor será hacer como si no hubiera pasado nada.

María se marcha a dormir y me deja sola en casa, hoy es domingo y no tengo nada que hacer así que hago lo único que se me ocurre. Curiosear por la casa.

Abro un viejo armario y saco un álbum de fotos, comienzo a mirar las fotos y veo a varios niños jugando, en otra de las fotos puedo ver una fiesta de cumpleaños. ¿Quizás uno de esos niños pueda ser mi esposo?

Cierro el álbum y lo guardo en su lugar, ¿será qué algún día conoceré a ese hombre? ¿Y por qué se ha casado conmigo, si ni siquiera ha venido a presentarse?

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP