Epílogo.
Tres meses después.
Islandia.
Habían pasado algunos meses desde que Aysel regresó a la vida. La turca tuvo días en donde la rehabilitación era imposible. Estuvo mucho tiempo inmóvil con su brazo y le costó volver a recobrar su peso saludable.
La familia Martinelli estaba al pie del cañón con ella y jamás la dejaron sola. Para la Cosa Nostra, ella era una heroína y la admiraban al igual que a su líder.
La boda llegó en un respiro y por segunda vez en la vida, Fabrizio estaba nervioso. Sus amigos y padrinos de boda estaban en la habitación terminando de arreglarse para ir a la iglesia. Porque por supuesto, Aysel se casaría como su madre una vez lo pidió.
—¿Nervioso? —le preguntó Alessandro, viendo cómo se ponía el saco del esmoquin.
—Vuelve a preguntar y te envío a Estados Unidos —lo amenazó.
—Luke está aquí... —se burló, y miró a los chicos—. Los solteros más deseados de Europa. Todos menos Fabrizio.
Los cuatro líderes de la mafia lo miraron con seriedad. Estaba Kylian, segundo al ma