Después de un rato, Lara decidió que no tenía caso seguirse torturando, al fin y al cabo, no podía cambiar nada de lo que ya había planeado con Waylon y estaban a escasas horas de llegar al altar.
Lo mejor que podía hacer era intentar dormir para tener las fuerzas suficientes para cumplir con su parte del trato y al fin asegurar la cirugía de Teo, lo demás lo iría superando en el camino, y por lo que quedaba de noche, o más bien de madrugada, estaría segura de que nadie más se atrevería a atacarla. Waylon casi se había matado con el otro tipo por salvarla, así que, por ahora, no le sucedería nada.
Cerró los ojos y al fin la naturaleza y el cansancio hicieron lo suyo.
Cuando amaneció, estaba recostada sobre el pecho desnudo de Waylon, con la cabeza descansando sobre su corazón, podía escucharlo palpitar, se quedó por unos instantes arrullada con el tenue sonido acompasado hasta que cayó en la cuenta que el corazón que escuchaba, era el del hombre dual que tanto l