Waylon se había sentado en la mesita del comedor con el rostro entre las manos, tratando de controlar su respiración entrecortada, mientras las imágenes del perfecto y delicado cuerpo desnudo de Lara se sucedían una tras otra en su cabeza.
Ella había recogido su cabello sobre la nuca y echado el cuello hacia atrás, pasando la mano sobre sus pechos mojados mientras el agua caía sobre su blanca piel. Luego se dio la vuelta por completo, quedando de espaldas a Waylon dándole una vista perfecta de sus caderas y sus glúteos redondos y bien formados.
¡Ah! Él no pudo evitar soltar el aire e imaginar sus manos sobre esas caderas amplias, sin recordar su pequeño encuentro se*xu*al en el bote, su pequeño desliz en el que la había tenido justo bajo su cuerpo, completamente a su merced, y deseosa de más.
Hacía tanto tiempo que no se sentía así por nadie que casi no pudo controlar el impulso de regresar a la ducha. ¿Y si lo hacía?
¡Idiota! Seguramente lo sacaría a patadas de ahí.
¿Y si no? ¿Si no