Lara dejó de pensar de manera lógica y se entregó a sus instintos naturales. Ella no tenía la mínima idea de qué coños hacer, pero él, si lo sabía, era clara su experiencia y su pericia, sabía exactamente qué hacer, dónde tocar y cómo hacerlo.
Las manos de Waylon la exploraron por completo sobre el bañador, sintiendo las formas deliciosas y tentadoras bajo la delgada tela que separaba su piel con la de ella.
Dejó exhalar un largo suspiro y deslizó los dedos por debajo para tener acceso a la carne de sus pechos inflamados por el deseo.
Separó la tela moviéndola hacia un lado y descubriendo sus pezones erectos y se relamió los labios, se inclinó para lamerlos con calma, lentamente, cubriendo cada centímetro de piel con su lengua y jugueteando con ellos mientras la chica bajo su pesado cuerpo se retorcía pidiendo más.
Mordisqueó uno y ella asqueó la espalda.
— Así… vamos, muéstrame lo que quieres… — ronroneó por lo bajo con ese tono gutural cargado de testosterona.
Mordisqueó el otro y la