Lara se levantó con dificultad, tambaleó hasta la puerta y se asomó a la habitación de Teo, estaba vacía. Preguntó a los empleados si lo habían visto pero ninguno pudo darle razón de él.
— Señora Lara, debería recostarse — Susan le dijo cuándo se acercó a la cocina — Ese desmayo necesita descanso.
— Gracias por preocuparte, Susy, pero hace mucho rato que no sé nada de mi hermano, estoy comenzando a preocuparme.
— Tal vez está en la piscina…
— Mmm — Lara echó un ojo hacia fuera — Ya está oscuro, no creo que esté ahí a estas horas.
— Si gusta, la puedo ayudar a buscar.
— ¡Me encantaría!
Ambas mujeres se repartieron las distintas áreas de la casa para cubrir terreno más rápido, y Susan dio aviso al personal de seguridad para que informara de inmediato si encontraban a Teo.
El tiempo pasaba y con él los nervios de Lara iban perdiendo temple, con cada minuto perdido era fácil imaginarse cualquier cosa.
— ¿Nada, señora?
— ¡Nada, Susy! No sé qué hacer.
— Deberíamos hablar con el de las cámar