Cuando despertó, el sol le daba de lleno en la cara. Abrió los ojos lentamente, mientras la sangre le martilleaba en los oídos como un tambor a su propio ritmo acelerado y disparejo. Sentía como si la cabeza se le fuera a abrir en dos, como si le tamborilearan fuertemente sobre las cienes, y la luz le taladraba la vista.
Se enfocó en controlar su respiración y tardó un poco en divisar lo que había a su alrededor. Algo no estaba bien, no reconocía la habitación por completo, ¿O sí? Ese color perlado de las cortinas, ese mueble Luis XV a un lado… no era su habitación, tampoco era ninguna habitación de la casona, era… era… ¡Diablos, maldita sea! ¡Era la habitación principal de la casa de huéspedes!
Intentó girarse hacia un lado y sintió un cuerpo tibio y desnudo tumbado a su lado. ¿Qué carajos?
Se frotó los ojos y enfocó con dificultad hasta que su vista se aclaró por completo dejándolo reconocer a la mujer que parecía dormir profundamente.
¡Mierda! Era Ashley en todo su esplendor, y como