Dalila
—¿Qué sucede?—pregunto angustiada mientras veo que mi esposo se agita de manera frenética en la camilla.
Los paramédicos empiezan a moverse y a revisarlo atendiendo como pueden mientras la ambulancia sigue en marcha.
—El señor parece haber entrado en paro, ¡tenemos que llegar al hospital inmediatamente!— dice uno de ellos y la ambulancia acelera.
Siento que cruzamos media ciudad mientras la ambulancia intenta meterse por todas partes evitando el tráfico, y la sirena prácticamente retumba mis oídos.
—Lucas, por favor... escúchame, tienes que aguantar, tienes que ser fuerte, ¡ya estamos en camino! ¡Ya vas a tener toda la ayuda que necesites!— le decía yo desesperada, tomando su mano mientras los paramédicos presionaban en su pecho, masajeando su corazón.
Yo veía la herida y era realmente terrible, pero él era un hombre muy fuerte y en una excelente condición física... eso tenía que valer de algo, sobre todo en esta situación.
De repente frenamos y hemos llegado al hos