Lucas
—¿Estás segura de que te sientes bien?— le pregunto mientras la tengo a mi lado.
Había pasado un susto tremendo. Ella parecía que se quedaba sin aire y tosía mirándome desesperada, con lágrimas en sus ojos. La había acostado en el asiento del auto, dándole su medicina, mientras poco a poco su pecho se calmaba y volvía a respirar con normalidad.
Fueron momentos extremadamente angustiantes, y ahora ya estaba sentada junto a mí mientras yo manejaba directo a la ciudad de vuelta luego de pasar rápidamente por la casa buscando todo.
Después de esto creería que nuestro momento en Belle Harbor había pasado, fueron días satisfactorios, y si bien no habíamos encontrado información relevante de lo que había pasado en el pasado y la estadía de mi esposa aquí... los vacíos y la falta de información también nos confirmaban lo que yo pensaba: que todo estaba extremadamente organizado y que parecía que no habían dejado un solo cabo suelto.
Esto estaba tan planificado como una obra de te