Mi mente se siente como si estuviera a kilómetros de distancia, cuando no estás a mi lado.
Sebastián
El oficial se aclara la garganta rompiendo la burbuja que Amelia ha creado a nuestro alrededor. Se acerca a nosotros con expresión insolente, la mira a ella y sé lo que quiere, pero no voy a permitir que la involucre en esto. Ella no tiene nada que ver con la decisión de mi abuelo.
Me alejo de Amelia un paso. Me interpongo entre ella y el oficial, pero mi cuerpo desea volver a sus brazos. Me enderezo y tomo aire antes de hablar.
—Ella no tiene nada que ver en esto. No estaba aquí, cuando sucedió —le digo, no obstante, el imbécil me ignora y me esquiva para poder estar frente a frente con mi mujer.
—Señora, supongo que es usted la mujer que la víctima menciona en su nota de suicidio —alude mirándola de forma inquisitiva.
—No sé a qué se refiere, oficial. —La voz de Amelia suena neutra, sin matices cálidos como los de hace un momento—. Estoy aquí por mi esposo, lo llamé, me contó lo que