La doctora llegó y aunque aparentemente lo hizo muy rápido a mí me pareció una eternidad. Me sentía si fuerza y el dolor era tan agudo que por momentos pensaba que moriría.
La doctora se puso unos guantes e inmediatamente e introdujo sus manos para ver mi dilatación.
-Está a punto ya tiene ocho centímetros – tengo que arreglar todo de inmediato – dijo ella a Víctor mientras corría de un lugar a otro poniendo todo en orden.
-La enfermera ya viene en camino y una pediatra prenatal – dijo él mientras se ponía una ropa esterilizada con la pretensión de quedarse a presencial el parto.
La verdad es que, aunque no quería que estuviera ahí en ese momento no tenía fuerza para discusiones. No le dije nada y solo lanzaba gritos sordos por el gran dolor que estaba sintiendo. En ese momento era realmente fuerte y en ningún momento se calmaba, era pulsante y constante.
Todo estaba listo para el parto y llegaron la enfermera y la pediatra prenatal. Víctor tenía en ese lugar hasta una incubadora por