CAPÍTULO 154: BAJO AMENAZA
Vanessa
Hay una línea delgada entre la humillación y el odio. Yo la crucé hace días.
Estoy encerrada en este cuarto de hotel con olor a madera vieja y detergente barato, usando un nombre falso, con las manos cubiertas de crema para que no se me agrieten de tanto apretar los puños. Miro la televisión en silencio, con las luces apagadas, mientras mi rostro aparece una vez más en los titulares. Ya no me llaman empresaria del año, ni siquiera la viuda trágica. Ahora soy solo eso: Vanessa Beaumont, la fugitiva. El remate perfecto para una historia mal contada.
Gregory me entregó… mi propio padre. Vivian se pudre en una celda y no me contesta las llamadas por obvias razones, los abogados huyeron y la prensa me arranca la piel a mordiscos.
Sin embargo, Maddison Evans sigue ahí. Inmaculada, glorificada con su carita de víctima y su pancita de porcelana.
La quieren, le creen, la llaman fuerte, dicen que es una víctima. Qué rápido cambian de opinión los estúpidos de l