Capítulo 33.
Damien.
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—Pide que me detenga. —mi voz sale ronca —Solo pídeme que salga. Pide que me vaya.
—Quiero...
Sus manos se posan en mis hombros y el solo contacto quema.
—No puedo pedirte algo que no quiero.
Clava sus ojos en mi boca y las ganas se intensifican, estrello nuestros labios en un beso voraz que creo me va joder más de lo que estoy. Me besa con anhelo, con ganas y un deseo que surgió desde la primera vez que me besó, con ese golpe incluido que solo me la puso dura.
Se aferra a mi cuello para mantener el equilibrio en lo que doy pasos a donde sea, solo disfrutando de lo que me causa la fiera que no quiero domar.
Recalco que debo ponerle un alto a lo que sea que hago, pero dejo que mis ansias tomen control de la situación. Su sabor me embriaga, su boca se mueve con descaro y sus manos se mueven alborotando mi pelo y la ropa.
Jadea y me tenso, joder, su sabor me enciende las ganas
Sus labios se mueven sobre los míos, exigente, única, deliciosa
No queda nada de la inocencia que