Media noche, el día de navidad, donde compartes paz y felicidad, donde te reúnes con tus seres queridos y haces de esa cena un lugar ameno; ese día Madison cruzaba la sala del departamento omitiendo olímpicamente el desastre en su recorrido, no escucho a Asher porque lo único que en ese momento sonaba en sus oídos era su corazón latir a una gran velocidad, alzó su mano nuevamente y abrió de par en par la puerta de la única habitación del departamento. Y su cuerpo se quedó petrificado totalmente, cuando en la cama, en aquella maldita cama en la que estuvo un sinfín de veces con él; yacía Ezra mostrando parte de sus muslos cubiertos por una sábana, su pecho descubierto y durmiendo sobre su brazo estaba una mujer blanca que con toda su melena negra cubría el cuello del hombre moreno.
Madison se sintió desvanecer, la vista se le nubló,