- ¿Tu no entiendes? Además de toda mi confusión sobre todo lo que está pasando, ¿me estás trayendo más problemas cuando en realidad se supone que debes ayudar? Ah, ya no te quiero en esta casa, ni en la vida de mi hija.
Se rió con desdén:
- "¿Su hija?
- La mía... Sí, la mía. Yo soy quien la cuida. Salma se fue y sabes muy bien la relación que tuvimos.
- Sin embargo, ella nunca será "tuya".
Sentí una lágrima caer por mi ojo derecho, secándolo con fuerza:
- De todo lo que puedes decir para llegar a mí, tocar su nombre es la peor manera. Si supieras lo que siento por este niño, nunca me lastimarías de esta manera.
- Ya basta de ser amable contigo, Babi.
- ¿Alguna vez fuiste?
- Créeme, lo hice.
Dio la espalda y se fue. Cerré la puerta y me