- No... Y no quiero que ella y Milena lo sepan. De hecho, nadie puede saberlo. solo te lo digo
- Papá... lo siento.
- Lo siento, Héctor. Me di cuenta que trabajé demasiado... Y me olvidé de vivir. Y te debo cierta deuda.
- ¿Conmigo?
- Sé que no fui el padre que esperabas. Cuando tu madre murió, debería haberme quedado a tu lado. Ambos sufrimos, pero me alejé en lugar de quedarme contigo, que eras solo un niño.
- ¿Te vas a morir la próxima semana? – pregunté, porque parecía que ya se estaba despidiendo y arrepintiéndose de sus pecados.
- No sé cuándo será. Pero como dije, la etapa está avanzada.
- ¿No hay nada que se pueda hacer?
- No quiero que se haga nada más. Estoy cansada... El otro tratamiento prácticamente acabó conmigo.
- Pero... Estuviste bien después.
- ¿Permaneció? ¡El cáncer ha vuelto, chico! Me miró a los ojos.
No dije nada, de alguna manera me las arreglé para entender lo que estaba pasando en su cabeza.
- ¿Qué quieres de mí, padre?
- Quiero que te hagas cargo de North B.