Mi corazón está en North B. (II)
- Por Heitor Casanova.
-Salma...
- Babi, no te cierres a los sentimientos. No todos son como Jardel.
- Salma, soy Heitor Casanova. Me hizo arrestar, pintó con aerosol nuestra fachada, ordenó al guardia de seguridad que me obligara a salir de Babilonia... Y simplemente no me creyó, con respecto a lo que pasó en la selección. Y... Dios, lo odiaba tanto... Y nunca quise un hombre como él.
- Bebiste, te metiste donde no podías, invadiste su privacidad, que es algo que siempre le preocupó. Arruinó su auto nuevo. Y sabes que vendiste el abrigo solo para molestarlo. Sólo que a él no le importaba. Por el contrario, fue allí y recuperó su abrigo, aunque no lo necesitaba. Fuiste a su casa... A provocar. Sabía que era la mansión Casanova. ¿Y crees que “él” hizo cosas detestables?
Bajé la cabeza y después de un rato dije:
- Yo no creo en los cuentos de hadas, Salma.
- No es un cuento de hadas... Después de todo, el príncipe no haría arrestar a la princesa... Tampoco pintarían su fachada con spray