Kindall no me dio rendición donde me puso contra la mesa de la habitación boca a bajo e ingreso en mí y por el cielo sus embestidas fueron demasiado deliciosas, no podía dejar de disfrutar estar así entre sus brazos, su mano derecha jugando por mi cuerpo y con la izquierda me sostenía la cadera para darme más duro.
— Mi amor ven y dámela —
Salio de mí y tomando de mi mano llegamos a la cama donde comenzó a besarme y siendo cariñoso nos acostamos, estando sobre mí solo le abrí mis piernas e ingresando hicimos el amor, está vez no era solo placer y me encanto ser suya por completo, era diferente esta entrega entre los dos.
— Me encantas mi vida —
— Kindall, odio la idea de estar al merced de ustedes los millonarios —
— No estas al merced de eso y sí de nuestra relación mi amor y te quiero como mi señora Hills. Mi vida no pretendo darte o quitarte todo aquello que no te haga feliz, pero, quiero estar contigo y me gustaría que quite ese perjuicio. Qué solo pienses en nosotros y lo mucho q