¿Casarme con Damián Lancaster para salvar la compañía de mi padre? Era una propuesta que consideraba injusta de su parte, sabía que mi familia se negaría a tal propuesta, pero el pensó, que yo no. Era obvio que jamás permitiría que mi padre lo perdiera todo, por lo que terminé aceptando el trato de aquel estúpido hombre arrogante. Él era el peor de todos, el hombre más basto y poco romántico que podía existir en la tierra. Se suponía que yo debía odiarlo con mi vida por lo que nos había hecho a todos, pero al contrario de eso, terminé dándole clases de amor y enamorándome perdidamente de él gracias a sus torpes y ordinarios intentos de conquistarme.
Leer másAntonella
—¡No! —gritan mi padre y mis hermanos ante la propuesta de este hombre.
Su nombre es Damián Lancaster, un ser engreído y prepotente. Él cree que por tener millones en su cuenta bancaria puede venir a mi casa a proponernos un contrato como ese. Podrá estar muy buenmozo, muy apetitoso y todo. Podrá ser el hombre más anhelado por las mujeres de la ciudad y el hombre con quien muchas fantasean, pero para mí es solo un idiota oportunista que se aprovecha de la situación que tiene mi familia. Para mí, es mi peor pesadilla.
—Jamás dejaremos que eso pase. ¡Estás loco, Damián! ¡Te creí mi amigo! —brama mi hermano Renzo, enfadado, al borde de querer golpearlo.
—¿Entonces prefieren dejar que la empresa se vaya a la quiebra?
No aparta su vista de mí.
Todos aquí estamos en shock, más que todo yo, que soy la más afectada, porque seré yo ese sacrificio humano. A pesar de que mis hermanos y padres se opongan, soy la presa que él quiere cazar.
—Sí, preferimos eso. Preferiremos perder la casa y todo, pero jamás te entregaremos a nuestra hija.
Sophia De Castelo, mi hermosa madre, aquella que siempre está para defenderme ante todos. La cuestión es que esta vez no creo que pueda lograrlo.
—¿Qué te sucede, Damián? Eras como de la familia.
Ahí, está Alan Castelo, mi héroe, mi otro hermano bello y hermoso, que también se opone a la idea absurda del contrato.
—Eras nuestro amigo. —prosigue.
El idiota de Damián sonríe como si nada le importara, como si los que están en contra de su propuesta sean una burla.
—Entonces, ¿no van a aceptar? —pregunta con ese eje de imponencia.
—¡No! —contestan todos, menos yo.
¿Qué podré decir ante esto? Ni palabras tengo para expresar.
—Bien, me voy. Intenté ser cordial. —Camina en mi dirección y se detiene a mi lado sin mirarme—. Espero que tu padre no caiga en depresión, Antonella. —Cierro mis ojos—. Perder todo por lo que ha luchado acabará con él. Has visto cómo muchos millonarios sufren tras las pérdidas de sus empresas, y él caerá en lo mismo si no lo salvas. Queda en tus manos.
Sigue su camino, dejándome con muchas dudas.
No podría ver a mi padre sufrir, no me lo perdonaría.
—Espera —digo con mi vista en el suelo. Luego la alzo.
Él se detiene y mira sobre su hombro.
Desde aquí puedo apreciar cómo se mantiene una sonrisa en sus labios ya de victoria.
—Hija, ¿qué haces? —Mi padre camina hasta donde estoy—. Antonella, ni…
Lo callo cuando alzo mi mano.
—Todos ya hablaron y dieron su opinión, excepto yo —hablo con firmeza—. Mi opinión cuenta en esta casa, y creo que es la más importante de todas, a fin de cuenta —expreso con mi corazón casi saliéndose. Estoy tan nerviosa, tan aterrada.
—Hermanita, es…
Callo a Renzo también.
—Acepto el trato, pero con una condición. —Se gira y asiente para que yo continúe—. Quiero que la empresa quede completamente a nombre de mi padre y que nunca intentes quitársela. Quiero que todo el dinero que le des no se lo cobres nunca, porque para eso me casaré contigo. Tu paga seré yo, y eso debe ser suficiente para ti.
Camina en mi dirección, y yo ni puedo mirarlo a los ojos. Es tan imponente su mirada que me intimida.
—Acepto tu condición, mi hermosa Antonella —contesta tras obligarme a verlo—. Haré todo lo que me estás pidiendo. Nos casaremos para la semana que viene, y ese mismo día tu padre recuperará su empresa. Soy un hombre de palabra. Tengo todo el poder suficiente para que tu padre tenga en sus manos lo que es suyo.
Mi mentón tiembla.
—¡No! No puedes aceptar, hija —suplica mi padre, pero ya era tarde, ya estoy negociando con él.
—Es mi decisión, y nadie debe oponerse. —Estiro mi mano, y Damián hace lo mismo—. Quiero un contrato escrito, Damián.
—Lo tendrás. —Observa a toda mi familia—. Me gustaría hablar a solas contigo.
Ninguno quiere moverse.
—Déjennos a solas, por favor —pido.
Por un momento dudan, hasta que salen de la sala.
Estar a solas con él me pone nerviosa.
—Deja de temblar, no voy a hacerte daño. —Trago con dificultad—. Eres tan hermosa, Antonella.
—¿Quieres un mérito por tu halago? —Soy cortante.
—Mejor un beso.
—Ni en tus sueños, viejo —ofendo su ego.
—¿Me llamaste viejo? —Su tono es molesto.
—Sí, te llamé viejo. ¿Es que acaso no lo eres?
Ladea sus labios.
—Eres atrevida, me gusta.
Elevo mi ceja.
—¿Y qué con eso?
—No tienes ni idea de lo que este viejo te puede hacer.
Abro los ojos, una forma de fingiendo sorpresa, y luego sonrío.
—Tampoco me interesa saberlo, dudo que sea interesante.
Me doy la vuelta para irme, pero me detiene de la cintura para susurrarme al oído:
—Eso no dirás cuando te tenga debajo de mí, ardiendo de placer en mi infierno.
Mi piel se eriza por completo y todo en mi cuerpo se estremece.
—¿Qué te hace pensar que eso pasará? ¿Te crees el diablo?
—¿Quieres saber? —Con sus dedos roza mi suave piel.
—No, gracias.
Sostiene mi mentón y alza mi rostro para mirarme a los ojos.
—Te haré llegar al infierno para luego enviarte hasta el cielo, princesa.
Esas son sus últimas palabras, las cuales me dejan sin aliento.
Daniela LancasterRegreso a mi apartamento después de venir del de Alan, y aquí me encuentro con mi hermano y la princesa que al parecer estaban esperando por mí durante todo el día. Supongo que el espectáculo de hoy ya llegó a oídos de mi hermano.Quería llegar y estar sola, pero ahora que lo veo aquí, quien mejor que él para estar a mi lado en este momento que estoy por desplomarme.—Ya… ya no puedo más. —Vuelvo a sentir esa horrible fatigación de hace un rato cuando estaba donde Alan.Siento como mis piernas pierden fuerza y caído de rodillas al suelo mientras poso mi mano en mi pecho y respiró agitada ante la falta de aire. Damián se agacha y trata de ponerme de pies, pero solo me voy a un lado mientras mi corazón palpita demasiado rápido y mi pecho se tranca.No puedo respirar, todo comienza a nublarse y escucho a los lejos como Damián le dice a la princesa que estoy hiperventilando y que deben llevarme a un hospital urgente.Todo quedó arruinado, y saber que he perdido a Alan me
Alan CasteloMe resulta curioso que Daniela, aún continúe de espalda a mí y esté temblorosa, como si mi aparición representará un problema. La he vuelto a llamar y ella no responde, está congelada mirando hacia el suelo mientras emite sonidos de sollozo.Es lógico que me preocupé por su comportamiento tan indiferente el día de hoy, ella no es así, es como si algo la mantuviera aterrada, y eso me da mucha más curiosidad.—Daniela, ¿qué sucede? —La obligo a voltearse. Ella me ve los ojos y niega mientras solo repite “lo siento”.—Sé que debí decirte esto desde hace mucho tiempo, pero era algo que quería dejar en mi pasado y...—Daniela. —Un hombre, detrás de ella, la llama por su nombre. Por su acento y su físico puedo asegurar que es Francés.—Alan…—¿Estás bien, Daniela? —Él sigue mostrando interés en mi Conejita rompe corazones, y lo que más intriga me genera, es como ella se encuentra desesperada por decirme algo.¿Qué está sucediendo?—¿Quién eres tú y por qué la buscas a ella? —In
Daniela Lancaster Aliso con mis manos el vestido que llevo puesto y me miró frente al espejo para ver cómo he quedado. Hace una semana que pude contactar a mi antiguo novio y él ha venido de a mi país para hablar sobre nuestro divorcio. Los planes eran otros, yo ir a Francia y así movilizar el trámite del divorcio, pero él insistió en venir, quiso aprovechar su viaje de negocios para verme y así ponernos de acuerdo. Cojo mi bolso y salgo de la habitación emocionada porque cada vez estoy más cerca de romper con aquella atadura y ser de nuevo una mujer libre de manera legal. Así cuando recupere a mi gatito sexy podamos casarnos con total libertad. No puedo ocultar que me arrepiento mucho de no haber sido más abierta con él, ahora todo sería diferente y no estuviéramos sufriendo ninguno de los dos por mis errores e indecisiones estúpidas. Pero bueno, ahorita, lo importante no es pensar en lo que sucedió, sino en lo que va a suceder. Tengo mucha seguridad de que mi conejito fogos
Alan Castelo —Eso estuvo… tan cerca. Daniela Lancaster conoce mi debilidad, estuvo a punto, cerca de hacerme caer en sus juegos, pero no. Tengo y debo ser fuerte. —Me digo a mí mismo mientras estoy metido en el baño.Me retuerzo de incomodidad por mi erección. Siento como mi miembro se mantiene tensado al punto de causarme dolor; no puedo creer que Daniela me obligue a masturbarme para bajar la emoción de mi cuerpo y regresar así a mi normalidad.Mi día iba tan bien, tan perfecto hasta que ella llegó a revolver mis emociones y deseos carnales. Y pensar que anoche soñé con ella morbosidades.No, no puedo seguir así, debo liberar presión, ese pito traidor no quiere dormirse. Tocará usar un medio rápido.¡Maldición, así como la amo la odio también!¡Carajo, que puta desesperación!—¡Oh, mierda! —Gimo mientras me masturbo. No hacerlo es pasar el día obstinado y con el pito despierto.Esa condenada gatita me está desafiando, pero no le voy a dar el gusto de verme caer otra vez a s
Daniela Lancaster —Buenos días, hermano obstinado. —Saludo al Príncipe con un abrazo fuerte.—Hoy estás muy cariñosa, eso no debe ser buena señal. —Dice el muy desgraciado.—¿Quién te entiende? Si estoy triste es porque estoy triste, si estoy feliz es porque estoy feliz. ¿No puedo estar feliz? —Inquiero al sentarme en la silla para desayunar.—¿No estabas por cortarte las venas ayer? —Achico mis ojos.—Eres tan insensible, Damián. Estoy feliz porque por primera vez en mi vida he tomado la mejor decisión. —Digo, él saluda a la princesa quién llega a nuestro lado.—¿Qué te parece, cielo? Daniela hoy está feliz. ¿Sabes el motivo? —La ayuda a tomar asiento.—Aceptó sus sentimientos por Alan. —Me mira el señor Lancaster. Luego limpia con la servilleta sus labios y por último niega.—Me voy a ahorrar mi opinión para no romper corazones.—¿Cómo debería interpretar eso, hermano? —Damián mastica su desayuno con calma, tomándose su tiempo para hablar.Si me arruina la mañana, juro qu
Daniela LancasterRegreso a la casa de mi hermano por la noche después de haber ido a hablar con Alan para intentar remediar el daño que ocasioné, pero como era de esperarse, él me rechazó e incluso me echó de su apartamento.Puede que eso era lo que yo merecía, era difícil pretender que llegaría allá a pedir perdón y él me aceptaría. Ni siquiera sé en qué estaba pensando cuando decidí que ir era lo más correcto. Lo único que hice fue irrumpir la poca tranquilidad que Alan tenía.Qué desesperación tan cruel en la que me siento, no quiero seguir tomando decisiones equivocadas o que puedan seguir hiriendo a Alan. Quiero recuperar a mi osito de melocotón, desde que no estamos juntos todo en mí ha comenzado a ser insípido, finjo sonrisas ante los demás cuando no quiero reír, finjo estar bien y todos se dan cuenta de que no es cierto, mi apariencia física es un completo desastre.Debo encontrar la manera de recuperar a mi querido bombón, y por dos grandes motivos, el primero porque extraño
Último capítulo