Antonella
Regreso a casa luego de haber salido una hora a trotar como siempre suelo hacerlo, dejo sobre la mesa mi pote de agua y enciendo el equipo de sonido para escuchar a uno de mis cantantes favoritos. Subo el volumen de la música y comienzo a mover mis caderas al escuchar mi canción favorita. Alzo mis brazos al aire, dejando que el ritmo se apodere de mi cuerpo y lo haga cobrar vida, y canto a todo pulmón, metiéndome en el papel, hasta que alguien corta mi espléndida emoción.
—¡¿Por qué le bajaste el volumen?!
Se coloca una mano en la cintura y con la otra me señala de forma acusadora.
—Intento dormir y tu escándalo no me deja. —Apaga el sonido.
—¡Fácil! —Señalo la puerta—: Vete de mi casa y duerme en un hotel.
Damián parpadea y entreabre sus labios, buscando qué decirme.
«¿Cómo pudo cortarme mi inspiración?».
—Esta también es mi casa, y no me gusta el escándalo, Antonella. Sabes muy bien que me gusta dormir hasta tarde los fines de semana.
Elevo mi ceja y me acerco lo suficient