Capitulo 34

Alana Gerber

A veces es tarde para muchas cosas, y no soy una persona que dañaría el corazón de una pequeña. Ella no quiere a su padre con alguien más que su madre y la entiendo; no me imagino a mi propio padre con otra persona que no sea mi madre, creo que me rompería en mil pedazos. Ariel estaba oculta bajo su cama; no la saqué de su escondite, sino que me uní a ella entrando también debajo. Sus lágrimas caían y sus ojos estaban perdidos, su mente en otro lugar.

Acaricié su cabello y, sin poder evitarlo, mis lágrimas cayeron también. Ella me miró y vio las pisadas de Izan cuando pasó fuera de la habitación y gimió en ese momento de llanto. La dejé llorar y esperé a que ella misma hablara.

Estaba celosa, por cómo su padre me miraba y porque veía que su padre me quería más a mí que a su madre. Siguió llorando, diciendo entre hipos que su padre la oculta porque es fea, un patito feo. Su madre siempre le decía lo fea y gorda que era, y que por eso la ocultaba de todos.

Quería salir y go
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