Asentí con la cabeza y dije con voz serena:
—Mamá, papá, Iván y yo hemos terminado.
—Hoy es el banquete de compromiso de él con Elena Mendoza.
Mis padres se miraron en silencio.
Tras un largo momento, mi padre suspiró:
—Después de tantos años juntos, debes estar destrozada.
—Pero me alegra que hayas recapacitado y regresado a casa.
—En cuanto a Javier, es sincero contigo. Lo hemos evaluado y no se equivoca.
Al verlos, me emocioné profundamente y me abalancé sobre sus brazos:
—Gracias, mamá, gracias, papá.
Recostada en su abrazo, sentí un calor reconfortante en mi corazón.
Pensé en cómo Iván y Elena estarían celebrando su compromiso hoy, recibiendo bendiciones.
Mientras que a mí me habían difamado como ladrona, y nadie creyó mis explicaciones.
No pude contener las lágrimas.
—En realidad hay muchas cosas que nunca les conté —dije entre sollozos.
—Al principio, perseguí a Iván durante dos años antes de que aceptara estar conmigo.
—Ya juntos, supe que había otra que le gustaba.