21. Es mi primera vez
Leonora
Sin aliento, con el corazón acelerado, bajo la emoción del momento y con suaves risas observó como su esposo intentaba levantarse llevándola a ella con él, algo completamente imposible debido a la inestabilidad de la arena. Lo ayudó para que ambos pudieran ponerse de pie y la mirada masculina llena de deseo cayó sobre su figura desnuda, devorando cada detalle. Unos segundos más tarde él volvió a besarla con la intensidad de toda su excitación hasta que un gemido volvió a escapar de sus labios con ardor.
Se movieron entonces, corriendo los metros que los separaban de la cabaña. Con una extraña emoción en su pecho, llegaron a la entrada del lugar.
-Estamos llenos de arena -comentó ella -no quiero ensuciarlo todo.
-Para eso tenemos la ducha -ofreció él con una sonrisa.
Siguió los movimientos de Giancarlo y notó la pequeña ducha oculta entre los arbustos y enredaderas de la pared. Se acercó para abrir el agua, que estaba tibia. Mojó su cuerpo lentamente dándole la espalda a su esp