—¿Que?
Dante se inclinó hacia ella.
—Coopera, Margaret. No quiero que esto sea más desagradable y largo de lo que ya es. Te harán las muestras y te van a bendar la herida correctamente.
La aguja penetró su brazo. Sintió un calor leve recorrerle el cuerpo. Ella no respondió. Simplemente giró el rostro, cerrando los ojos. Sintió el pinchazo de la aguja, el frío metálico del tubo llenándose de su sangre. El doctor trabajó rápido, en silencio. Una enfermera se llevo la muestra de Margaret.
—Los resultados estarán listos en unas horas, para las muestras de orina y demas debera ir al baño —informó el doctor a Dante, dandole dos botecitos para las muestras luego de curar su pie—. Cuando tenga todo regrese. Ahora señor venga para tomarle sus muestas.
—Kaiser está afuera, dile que te acompañe y regresa de inmediato.
Margaret se movió con rapidez y precisión. Sabía dónde estaba la sala de muestras porque la había visto antes cuandopasó. Se deslizó con cuidado adentro, esquivando al personal. Al