Vinnie conducía por las calles de Nueva York a toda velocidad. Las instrucciones de Ava era muy precisas y determinantes: abandonar a Rose en el lugar más inhóspito y hostil de la ciudad y que su suerte quedara a decisión del destino o no. Porque estaba segura de que cuando Blake supiera quien había asesinado a Madelaine, la buscaría hasta encontrarla y la mataría sin piedad alguna.
Rose por su parte, estaba acurrucada contra la puerta del auto, como buscando refugio. Estaba cayendo en la cuenta de lo que había hecho y que posiblemente eso tendría sus consecuencias. En lo más recóndito de su atrofiada mente, estaba segura de que sólo había sido el juguete de Ava para llevar a cabo el trabajo sucio. Pero ¿Por qué?
En toda esa confusión oscura, había una sola cosa que la consolaba: había terminado con Madelaine y con el niño que esperaba; como ella lo veía, había hecho justicia por su hijo, ese que Blake sin contemplación había rechazado.
— Lo hiciste muy bien Rosie. Sinceramente,