Seth buscó a Felipe, que había desaparecido por completo de la escena en batalla cuando llegaron a la ciudad y la encontraron sitiada. Los dos lobos jóvenes que lo acompañaban seguían a su lado, lo habían adoptado como alfa al parecer.
El diagnostico del médico fue desalentador para Gale, ahora no podría volver a ver de ese ojo, quedando ciego de él y sin poder encontrar forma de salvarlo, la flecha lo dañó demasiado. Afortunadamente, se hallaba estable y despertaría en unos días, cuando los sedantes salieran de su cuerpo. Su prometida lo miraba con mucha pena, pero su atracción por él no disminuía, a ella siempre le habían parecido fascinantes los lobos y Gale era muy guapo y joven. Se sentó a su lado, cuidando que no le faltara nada. A la joven le decían esmeralda por el color de sus ojos, pero su nombre era Lucía.
—¿Cómo está? —preguntó Seth, cuando volvió de su búsqueda, miró a su amigo, que se hallaba colapsado del dolor.
—Dice que no sabe si se pondrá bien. —respondió Astor, s