Axara se inclinó sin pensarlo, recibiéndolo en un abrazo que la hizo sentir un calor inesperado en el pecho. Lo sostuvo con fuerza, dejando que la inocencia y la felicidad del niño la envolvieran por completo.
-Claro que vine -dijo, sonriéndole mientras acariciaba su cabello-. Estoy aquí para que me muestres esos juguetes que tienes.
Gael rió, lleno de emoción, y se separó apenas lo suficiente para mirarla a los ojos.
-¡Tengo un avión nuevo que vuela de verdad! ¡Te lo voy a enseñar ahora mismo!
Cael observaba la escena en silencio, con los brazos cruzados sobre el pecho. Su expresión, aunque contenida, mostraba un leve destello de algo que parecía ternura.
-Gael -intervino con suavidad, aunque sin perder su tono autoritario-, primero déjala entrar a la casa. No querrás que se pierda todo lo demás por quedarse jugando contigo en el jardín, ¿verdad?
Gael lo miró, luego volvió su atención a Axara y asintió con entusiasmo.
-Está bien. Pero solo si me prometes que no te vas a ir rápido.
-T