En ese momento, el ruido de pasos anunció la llegada de Cael, quien apareció con una bandeja en las manos y una sonrisa ligera en el rostro.
-Espero que el pastel esté a la altura de las expectativas -bromeó, colocando la bandeja sobre la mesa.
Axara lo miró, y en sus ojos había algo diferente, algo más cálido. Quizá, pensó, todo aquello que había comenzado a asustarla podía ser mucho más llevadero de lo que creía. Quizá, con ellos, podría encontrar un lugar al que pertenecer.
Axara no podía evitar sonreír al ver la escena frente a ella. Cael, estaba inclinado junto a Gael, sosteniendo el avión de juguete mientras le explicaba cómo maniobrarlo con delicadeza. El entusiasmo del niño llenaba el jardín, y la conexión entre padre e hijo era evidente.
-¡Eso es magnífico! -exclamó Axara, aplaudiendo con genuino entusiasmo cuando el avión comenzó a planear de manera estable gracias a las pequeñas manos de Gael.
El niño levantó la vista hacia ella con una sonrisa radiante, claramente orgullos