Tessa se incorporó de golpe y cubrió su desnudez como pudo, solo para encontrarse con la atronadora mirada de Rabel. Desde la entrada, la loba la observaba furiosa, y estaba claro que había escuchado absolutamente todo y para entonces estaba al tanto de que Magnus y Tessa habían tenido sexo.
—¡No sabes tocar la puerta! —exclamó Magnus a gritos, incorporándose de la cama sin importarle su desnudez en absoluto—. Sal de aquí ahora mismo si no quieres que te arrastre por todo el lugar.
Rabel respiraba agitada, como si quisiera decir algo, y solo entonces Tessa se dio cuenta de que su mirada se dirigía hacia su hombro. Se cubrió como pudo, pero ya era tarde, Rabel había visto la marca y, desde luego, estaba colérica. Intentó cubrirse la marca como si fuera un pecado, sabiendo que para la loba no fue nada bueno.
Sin embargo, Rabel la miró con tal odio, tan feroz y visceral, que Tessa sintió que en cualquier momento se lanzaría sobre ella.
Hizo una especie de rabieta luego de escuchar una s