-¿Ah sí? ¿Y a todo esto dónde está tu esposa hermano? - Exclamó Hermes.
Midas salió del despacho sin ánimos de presenciar una pelea más entre sus hermanos mayores. Solo esperaba que Hermes por fín pudiera desenmascarar a Dionisio y sacar a Selene de todo eso.
-Que mierda te importa dónde está mi esposa- Respondió furioso.
-¿Éstá contigo o no?- Lo desafió, levantándose de su asiento. Dionisio se levantó detrás de él, cerniéndose sobre él, porque siempre había sido unos centímetros más alto.
-La quiero ver, tengo derecho- Exclamó el menor, y luego observó al abogado- Tenemos derecho de verla. Además, quiero constatar que mi sobrino está bien¿No abogado?
El nombrado tosió nervioso. -Eh… yo…
-Quiero constatar que realmente es feliz contigo, si es así, entonces te dejo en paz y con todo el dinero de padre… Pero el abogado debe constatarlo también. ¿No es así?
-Si… su hermano tiene razón. Para que pueda recibir su parte y además quedarse con los patrimonios del señor Brixton tienen