-Pensé que ya no querías ver mi hermosa cara, mi amor- Se burló Hera al ver a Hermes regresar a la habitación de hotel- Pero supongo que no puedes vivir sin mi después de todo.
-No te hagas ilusiones, querida- Se burló el joven.- Si pudiera hubiera hecho esto sin venir hasta aquí, pero quería ver tu reacción.
-¿A qué te refieres?- exclamó frunciendo el ceño-
Hermes cologó los papeles de divorció sobre la cama.
-¡Ja!- se burló su esposa- Ya te dije que no voy a firmarlo y nada va a hacerme cambiar de opinión.
-¿Eso crees?- Sonrió divertido- Bueno, eso imaginé. Así que te traje algo para leer.
Hermes le acercó otros papeles.- ¿Que es esto? ¿Un testamento?- preguntó enarcando una ceja con sospecha- Supongo que te dejó todo. Al fin y al cabó tu querido hermano es adoptado- Se burló- Por cierto, de nada por eso.
-Bueno… en parte tienes razón. Mi padre me dejó un tercio de las ganancias.
-¡¿Un tercio?! ¡Eso es injusto!- protestó.
-Podría quedarme también con la empresa y el puesto