Hera se asomó por el gran ventanal de su cuarto y vio a su cuñado tomando sol en una reposera junto a la piscina.
“Está solo” Pensó codiciosa. Era el momento perfecto para endulzar al mayor de los Brixton y porfin conseguir su parte de los negocios familiares o hasta el 100 por ciento si hacía una buena jugada.
La joven se giró hacia su prometido, que miraba distraído su celular sentado al borde de la cama- Cariño- ronroneó sentándose encima de él- Acabo de ver que Dionisio está solo en la piscina. ¿Por qué no vamos y hablamos con él?
-¿Para qué?- preguntó con una ceja arqueada.
-Bueno… tú sabes, para mostrar que no hay resentimiento y que podemos volver a empezar como una familia unida- Dijo haciendo suaves círculos en su pecho. Eso nunca fallaba, ningún hombre podía resistirse a sus encantos de niña ingenua.
-Lo siento cariño, pero ya te dije que no tengo intenciones de volver al negocio familiar y menos amigarme con ese idiota- exclamó quitándola suavemente de su regazo y reco