—Exacto. Lo aprendió de su amigo.
—Tía.
—Mamá Estrella.
Los dos pequeños vinieron corriendo.
—Grant, ¿dónde conseguiste este ventolera?
Preguntó Estrella, aunque lo sabía perfectamente.
—Es uno de los regalos que me dio Sonny. Mamá, ¿te parece bonita? Es muy divertida. Hoy hace mucho viento, perfecto para jugar con la ventolera. Sería aún mejor si tuviéramos una cometa.
Grant estaba encantado con el regalo de su amigo.
Y no tenía paciencia para contárselo a Estrella, —Mamá, Sonny me ha regalado un montón de juguetes, además de golosinas y unos libros ilustrados muy interesantes.
Estrella sonrió mientras le revolvía el pelo a su hijo y le preguntaba, —¿Le has dado las gracias a Sonny? ¿Y has preparado también un regalo para Sonny?
—¡Por supuesto! Ya le he dado el mío y le ha encantado.
Sonny se dirigió a Estrella, —Tía Estrella, me gusta mucho el regalo que me ha dado Grant.
Los regalos de Grant eran irreemplazables, unos modelos de animale hechos a mano por sus maestros, realistas hast