Arturo se incorporó y dijo otra vez, —No me arrepiento.
—Zachary, ya está, voy a encontrar la solución por mí mismo.
Pensando en la firmeza con la que había rechazado el camino que su abuela le había marcado, y temiendo que sus primos se rieran de él y su abuela hablara de él, Arturo decidió que dejaría de pedir ayuda a Zachary y que se las arreglaría solo.
—Cuando encuentres a la chica, devuélvele su cosa. Lo que estás haciendo ahora corromperá la buena impresión de la gente hacia ti.
—Tienes que tocarla con sinceridad y corazón, entonces tendrás futuro y serás feliz.
Zachary transmitió su experiencia a Arturo.
—Lo sé, la próxima vez que venga a buscarme, le devolveré su cosa. Zachary, ¿volvéis ya a la ciudad? Oigo ruidos de coche.
—Sí, estamos en el camino.
—Vale, entonces dejo de molestarte. Tengo que volver a la oficina y tomar una siesta, más tarde tengo dos reuniones.
—Cuídate, la salud es lo más importante.
Arturo sonrió, —Lo haré, y tú también.
Después de que Zachary terminara